Empezaremos por el aspecto visual, donde apreciamos un color rojo picota sin brillo, con un ribete en la misma tonalidad pero obviamente más degradado. La capa es media-alta (tirando más a alta que a media). Lágrima abundante, junta y de desplazamiento perezoso (14,5º) con poca tinción de la copa.
La nariz se presentaba muy cerrada (decantado), las horas sucesivas de oxigenación no paliaron esa nariz indefinida, hermética, eso si de una finura, elegancia y sutileza extrema, tan sutil que apenas se intuyen dentro de esa elegancia, tenues notas de fruta roja, toques vegetales en la línea del pimiento verde e incluso, según Anna, un recuerdo a Citronela (Olor, por cierto, utilizado para repeler a los mosquitos) y finalmente presencia de notas de crianza, en la gama de los tostados.
Por si no se deduce de lo escrito, en nariz, un fiasco.
En boca es otra cosa, es un muy "rico", no es complejo, pero es muy agradable y tiene hechuras de gran vino.
Tanino sedoso, envolvente, muy sabroso, unido a una acidez excelente y equilibrada con el conjunto. Post-gusto medio.
En boca aparece, con más intensidad que en nariz, la fruta roja, chocolate y notas de crianza que apuntan a los tostados, al igual que en nariz.
Contestando a la pregunta de si fue o no el elegido perfecto, pues bien, el vino no esta mal, pero las expectativas creadas y el precio, desembocan en un rotundo no.
Todo esto nos llevo una vez más, a la ya habitual reflexión, sobre como pesa el nombre Ribera del Duero y Rioja a la hora de ser valorado por expertos y como pesa en el precio final.
Que grandes vinos podemos encontrar por 15-30 euros en cualquier D.O de Catalunya (exceptuando quizás el Priorat), Aragón, todo el levante, comarca del Bierzo, etc... con los cuales difícilmente podrá sacar pecho ningún Ribera o Rioja de la misma franja de precios e incluso superiores. (Seguro hay excepciones, las buscaremos, pero en alguna cata de las que organizan las diferentes bodegas y enotecas, en las que el bolsillo no se resiente)
Sirva de ejemplo, en la misma franja de precios, un Cadac 2005 (D.O Empordà) se impone claramente a este AALTO 2007, perdón, no se impone, lo humilla (ojo, es una apreciación subjetiva, claro)
De todos modos, fue una agradable compañia para las exquisitas paletillas de cordero lechal.