2 de enero de 2015

Dominio del Fanfarrioso 5 Ligüerre de Cinca (Sobrarbe, Huesca)




A través de las redes sociales tuvimos noticia de la nueva criatura de Víctor Clavería, con un origen muy diferente al de sus anteriores proyectos en la Alpujarra almeriense.

En esta ocasión, se trata de Ligüerre de Cinca, un pueblo abandonado en el año 1969 a causa de la construcción del embalse de El Grado y que posteriormente, en 1986, de manos de UGT y su Fundación Ligüerre de Cinca, se inicio su recuperación para usos turísticos, sociales y agropecuarios.

Ligüerre de Cinca es ya una realidad como reclamo enoturístico con la recuperación de 7 has de viñedo de las 22 has que hubo en su día y la puesta en marcha de la Bodega Ligüerre de Cinca, en la que ha participado el autor de Fanfarrioso 5.






Bien, una vez conocedores de la existencia del nuevo vino, nos pusimos a buscar la manera de conseguir una botella.
Gracias, también, a las redes sociales (benditas), dimos con una vinoteca en Monzón, Arraigo Vinoteca, que con una agilidad que ya quisieran muchas tiendas de vino online, nos la puso en casa en un par de días. (Ya me corregirán si no es así, pero intuyo que esta vinoteca también es cosa del padre del vino. Toca todas las teclas este Víctor, de ser así claro.)
No me extenderé ni me repetiré explicando la filosofía que hay detrás de la marca Dominio del Fanfarrioso, la pueden leer en la entrada dedicada a su primer Fanfarrioso, justo aquí.

Ahora sí, vamos a por el vino:

Como información preliminar, anotar que el precio de este, una vez más, sorprendente Fanfarrioso, no llega a los 5 euros.

En su elaboración se utilizan, según la información que arroja la web, una selección de las mejores uvas de Ligüerre de Cinca.

Podríamos haber consultado vía mail las variedades utilizadas, pero con las pistas que teníamos, (en Ligüerre de Cinca las variedades tintas plantadas son Garnacha, Cabernet Sauvignon y Syrah), sumado a nuestras "limitadas" capacidades sensoriales y un inconsciente atrevimiento, nos aventuramos a afirmar con total seguridad, sin necesidad de dicha consulta (pongan toda la ironía posible y más) que Fanfarrioso 5 está elaborado con Garnacha y Cabernet Sauvignon, la Syrah nos viene insinuada por notas de regaliz negro encontradas en otros vinos de esta variedad, pero ahí tenemos dudas.

Una vez puesto al descubierto nuestro lado más Rapheliano, continuamos con la elaboración, con más rigor en este caso, citando al elaborador: La maloláctica se realiza en primavera, en barrica de roble americano nueva, con una posterior crianza de 6 meses.
El detalle de la maloláctica en primavera nos habla de una manera de proceder, no inducir los procesos sino dejar que estos fluyan y sigan su tempo, una apuesta por la autenticidad pero también por la sostenibilidad. (En primavera se dan las condiciones de temperatura para que la maloláctica pueda arrancar, la otra opción es calefactar las instalaciones para que la maloláctica se produzca antes, inocular cepas de bacterias especiales para el arranque y/o acelerar la maloláctica, etc...). Se afirma por parte de algunos enólogos que las malolácticas en primavera originan vinos de mayor calidad.

Nuestra subjetiva nota de cata:

A la vista presenta un color rojo rubí con un ribete que se acerca más a unos vivos tonos violáceos. Capa media y aspecto juvenil.

En nariz tiene una intensidad media-alta. Abundante fruta roja madura con el frescor que le aportan unos ligeros balsámicos y las notas vegetales de sotobosque. El toque cremoso se lo aportan los aromas a vainillas. Recuerdos a regaliz negro en los últimos tragos.

En boca es sabroso, con cuerpo-volumen, con la fruta y las vainillas encontradas en nariz. Las notas de crianza, más presentes en boca, le proporcionan longitud.

Resumiendo, un vino prácticamente imbatible por precio, que da mucho juego, (la pasamos bien con las adivinanzas varietales...), y muy disfrutable por ese conjunto resultón "fruta-volumen-vainillas".
Muy recomendable.


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